miércoles, 18 de septiembre de 2013

La Razón Histórica, revista de Historia de las Ideas


“¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie
me lo pregunta, lo sé; si quiero
explicárselo a quien lo pregunta, no lo sé?”.
(San Agustín, Confesiones, XI, 14).

La razón histórica nació, en 2007, como proyecto multidisciplinar de investigación y difusión de la Historia de las Ideas políticas y sociales (IdeenGeschichte) fundadoras de la civilización cristiana desde el mundo cultural hispanoamericano.

De manera crítica y plural, conformamos un proyecto concretado, primeramente, en la publicación digital "La razón histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las ideas", plataforma de debate y reflexión para rearmar moralmente a las comunidades ante la emergencia de las "fracturas sociales" que ponen en el debate intelectual, a juicio de los participantes en esta empresa, los pilares de nuestra convivencia social y de nuestra propia supervivencia cultural.

Y en segundo lugar en la Colección La Razón histórica; serie cuadernos de Historia y Pensamiento, nacidos desde la Libertad y en busca de la Verdad, siempre polémicos, siempre personales, siempre auténticos. Un proyecto que responde pues, o lo intenta, a su "tiempo histórico".

A inicios del siglo XXI asistimos a una aceleración, sin precedentes, del ritmo vital de nuestra civilización. La globalización del conocimiento, la tecnificación creciente de la vida cotidiana o las nuevas formas de comunicación, más rápidas y directas que antaño, expresan cambios sociales y culturales de alcance aún por determinar. Las viejas tradiciones seculares, que vinculaban al hombre con su entorno material y espiritual parecen entrar, en ciertos países y en ciertos sectores de Occidente, en trance de desaparición; pero las nuevas formas de vivir y de pensar, propias de la modernidad, se suceden, unas a otras, sin solución de continuidad aparente, y a una velocidad que apenas deja rastros de los mismas en los anales contemporáneos.

La generación protagonista de este “tiempo histórico”, heraldo de una sociedad siempre presta al mito del progreso indefinido, comienza, empero, a hacerse preguntas sobre el presente que debe o pretende encabezar. Caídos los mitos colectivistas, desprestigiados los modelos vitales de autoridad y jerarquía, y ensoñada por un ideal de libertad no siempre acompañado por su necesaria salvaguarda de obligaciones y responsabilidades, esta generación comienza a cuestionarse sobre las raíces de los problemas sociales y políticos no superados, los orígenes de las amenazas medioambientales difundidas globalmente, o los valores que un día fueron el referente de sus antepasados; en suma, sobre la historia que ha llevado a su época ser de una manera y no de otra.

Cada generación tiene la obligación, cuando no necesidad, de escribir su historia. La nuestra es reivindicar la Historia como ciencia secular, disciplina singular y “arte” tradicional, que enseña, con pretensiones didácticas,  y desde el Humanismo cristiano, el camino elegido por la humanidad en su evolución cultural, a nivel local o global; y ante todo, descubre los límites y oportunidades que el “tiempo”, categoría esencial en la Historia, ha dado a la libertad de los hombres.

A esta magna empresa aspira contribuir, siquiera humildemente, La razón histórica.

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